Corporación Alba venderá su 10%

Los March no conceden más recorrido a Indra tras la salida de Abril-Martorell pese a los fondos europeos

Indra itp
Fachada de la sede de Indra.
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

La venta del 5% de Corporación Financiera Alba en Indra con pérdidas y su intención de salirse completamente de la empresa tiene detrás que la familia March (la dueña de Alba) no aprecia más recorrido del valor tras la sustitución de Fernando Abril-Martorell por el socialista Marc Murtra, a pesar de que aspira a beneficiarse de los fondos europeos.

Fuentes cercanas a Alba explican que los March han sido un accionista histórico de referencia de Indra (es su segunda participación más antigua tras la de Acerinox, con 12 años de antigüedad) y que consideran que la inversión ha tocado techo y que hay «otras alternativas con más recorrido».

De ahí que haya aceptado un descuento del 2,5% sobre la cotización en Bolsa en la venta del 5% a la contratista de defensa SAPA y, lo que es más extraño en los March, asumiendo una pérdida de 23 millones. Asimismo, ya había vendido previamente el 1,8% del capital en mercado y tiene intención de desprenderse del 3,2% que le queda (tenía el 10%).

Esta falta de recorrido se detecta después de que la compañía haya subido en torno a un 40% en Bolsa en 2021, lo que ha agotado su recorrido, a juicio de Alba. De hecho, eso explica que empezara a vender títulos antes de recibir la oferta de SAPA.  El mercado recibió la noticia el miércoles con un desplome del 11,51%, la mayor caída del año.

Las expectativas de fondos europeos no son suficientes

Esta desconfianza en el futuro de Indra no se ve compensada por la posibilidad de conseguir fondos europeos para proyectos de tecnología y digitalización. Según algunos medios, esta capacidad para hacerse con el dinero de Bruselas fue la principal razón para en nombramiento de Murtra cuando el Gobierno decidió la destitución de Abril-Martorell.

Por el contrario, las fuentes consultadas niegan que en la decisión de Alba haya influido el perfil político del presidente de Indra, a pesar de que el vehículo de los March siempre ha concedido mucha importancia al gobierno corporativo de las empresas, desde mucho antes de que se pusiera de moda la inversión ESG. Murtra es presidente no ejecutivo y tiene dos consejeros delegados, algo único en el Ibex: Cristina Ruiz e Ignacio Mataix.

La buena evolución de la acción hasta esta semana se explica porque los resultados de Indra en los nueve primeros meses de 2021 han superado los niveles precrisis, y ha aumentado sus previsiones (guidance) dos veces para este años. Asimismo, ha anunciado su vuelta al dividendo, de 0,15 euros el próximo año y que no cobrarán los March. Esta renuncia se debe a que SAPA  ha planteado ahora la oferta de compra.

Asimismo, la mayoría de los analistas tienen perspectivas positivas para la acción y precios objetivo por encima de 11 euros (el jueves cerró en 9,2). De hecho, ayer UBS emitió una nota quitando importancia a la salida de Alba en la que mantiene un objetivo de 12,20 euros.

Las etapas de los March en Indra

En sus 12 años como accionista de Indra, los March han vivido etapas muy distintas. Primero, los años de vino y rosas de Javier Monzón, en los que la empresa creció con mucha fuerza y repartió jugosos dividendos gracias a una vorágine de adquisiciones que luego se demostraron muy sobrevaloradas. Luego llegó la etapa de Abril-Martorell de la mano de la Telefónica de César Alierta, quien tuvo que amortizar los fondos de comercio generados por su antecesor con las consiguientes pérdidas y reducción o supresión del dividendo.

Además de ese saneamiento, devolvió a la compañía a la senda de rentabilidad gracias principalmente a la división de defensa (genera un 15% de la facturación pero el 50% del Ebitda), aunque también acometió adquisiciones que fueron muy criticadas, como la de Tecnocom. Finalmente, se negó a pujar en la venta de ITP, que fue lo que el Gobierno utilizó para justificar su cese. Precisamente, la guipuzcoana SAPA es uno de los miembros del consorcio que se ha adjudicado la empresa de motores de avión con sede en el País Vasco junto a Bain y JB Capital.

Lo último en Economía

Últimas noticias